miércoles, 17 de enero de 2007

"Tapar el Sol con un Dedo"



En Chile para casarse se debe tener 16 años y el consentimiento de los padres, a los 17 se puede obtener Licencia de Conducir siempre y cuando el acto de conducir se realice con un adulto al lado, los menores de 18 años no pueden comprar alcohol ni cigarrillos, no pueden inscribirse en los Registros Electorales, no pueden salir del país sin autorización de los padres, se les prohíbe el ingreso a clubes nocturnos sin un o, no pueden firmar contratos ni tienen responsabilidad penal; mas si una niña de 14 años va a un consultorio a requerir una píldora para “evitar” el embarazo se le entregará de inmediato sin ser necesario el consentimiento de los padres, ¡Enorme contradicción! si tomamos en cuenta todo lo antes mencionado y la magnitud de la decisión que esa adolescente deberá tomar sin incluir en ningún momento a su familia.
Al no saberse con claridad si “La Píldora del día después” es abortiva o no, no podemos ser absolutistas y decir no a ella, mas, si ésta lo fuera como Humanistas Cristianos estamos llamados a no utilizarla y a defender la vida por sobre todo. No queremos ir en contra de las libertades individuales de las personas pero tampoco queremos que se nos impongan os de conducta tan irresponsables como detener un embarazo adolescente con un fármaco sin al mismo tiempo educar a la población juvenil sobre temas tan trascendentes como la ualidad.
Creemos que lo que nos corresponde ahora, es defender con uña y diente a la base de toda sociedad, La Familia; y por eso le exigimos a nuestros gobernantes reales políticas de protección familiar, para fortalecerla y unirla, no políticas de salud pública que la dividan y excluyan de las decisiones individuales; necesitamos, en todo ámbito Políticas Públicas que integren a las personas, que tengan visión comunitaria, que realcen los valores de la sociedad y que den la dignidad que todas las personas merecemos. ¡No podemos entregar la píldora sin paralelamente aplicar políticas que hagan que en diez años más no sea necesario el uso del fármaco!, nos referimos a políticas educacionales que incluyan a los niños y a sus padres desde el nivel básico de enseñanza, que identifique claramente el rol de la familia en el proceso de formación de niño a adolescente, que tiendan a prevenir antes que a curar, que protejan la vida y a la sociedad en sus procesos de evolución, y que nos lleve a construir una verdadera “sociedad del amor”. Necesitamos con urgencia que en nuestro país exista una política juvenil de Estado que incluya todos los temas concernientes a los jóvenes chilenos, que se les reconozca su rol en la sociedad, se les tome en cuenta en las decisiones para que así la juventud chilena contribuya al desarrollo del país y no se sienta excluida y poco importante.
Como Demócratas Cristianos queremos ser el elemento diferenciador dentro de esta controversia entre actores políticos y sociales, queremos defender la familia y la libertad, queremos ser responsables en lo que proponemos y no populistas, no tenemos miedo a discutir temas valóricos como la eutanasia, el matrimonio homosexual, el arriendo de útero y tantos más que vendrán con el tiempo, solo queremos que se manifiesten las voluntades para educar a la población y no para “tapar el sol con un dedo”.
En ningún caso vamos a dejar que se posterguen nuestros principios porque a algún sector le conviene o porque nuestro Gobierno esta bajo en las encuestas, estamos llamados a construir una sociedad de hombres libres, ¡Libres y felices!, donde cada uno de nosotros no solo sea necesario sino indispensable, donde nos respetemos y amemos los unos a los otros, donde nos demos las manos para caminar juntos, para decidir juntos, para soñar juntos, para crear juntos, para buscar el desarrollo con valores, entre todos como la gran Familia Chilena que somos.
DCU Concepción
Septiembre del 2006